Las patronales de este país, reciben mucho dinero público que emplean básicamente para atacar a todo lo público. 35.000 liberados patronales y 400 millones de euros de dinero público. La cifra marea si se tiene en cuenta que es casi la mitad del gasto en ayudas que pudo hacer Vivienda en 2011.
Estos 400 millones, procede de subvenciones públicas, tanto del Estado como de las comunidades autónomas. Es necesario saber, además, que las empresas privadas españolas tienen a 35.000 personas que se dedican a defender sus intereses a jornada completa a través de la estructura de la CEOE. Son los silenciosos LIBERADOS PATRONALES. Comparativamente, los trabajadores cuentan con una defensa ínfima, pues la representación sindical es mucho menor: 4.200 liberados sindicales luchan por sus derechos en las compañías.
Son cuentas de la propia CEOE, que implican que el bando sindical cuenta con un soldado a tiempo completo por cada ocho que pelean en el bando empresarial. Las retribuciones de los empleados de la patronal salen en parte de las cuotas empresariales, pero también de las subvenciones públicas, que son la principal fuente de ingresos de la CEOE. El sindicalismo laboral no le gusta al poder, pero sí el «sindicalismo patronal», cueva de ladrones y corruptos, como Díaz-Ferrán o Ruíz-Mateos, especializados en vivir a costa del trabajo de otros.
Estamos hartos de escuchar como los empresarios hablan despectivamente de «papá Estado» para referirse a quienes pedimos un estado del bienestar que corrija las desigualdades, pero lo que no dicen esos hipócritas es que ellos son los primeros que tiran de «papá Estado», ya que bajo este neoliberalismo, el Estado sigue siendo intervencionista, el problema es que interviene a favor de los poderosos, no de los débiles.
Desde aquí exigimos la eliminación total de las subvenciones públicas destinadas a financiar a liberados patronales, cuyo principal trabajo consiste precisamente en minar la credibilidad de lo público, como sistema justo, eficaz y eficiente para la defensa del bien común.
(CGT La Hoja del Viernes 09/03/12)