El programa «Madrid Opina» que había permanecido en antena durante más de cinco años dedicándose al acoso y derribo del gobierno de Zapatero deja de emitirse al haber cumplido sus objetivos. Para la dirección de Telemadrid programas de este tipo dejan de tener sentido con Rajoy en la Moncloa y sin disimulo alguno anuncian su desaparición. En su despedida al presentador sólo le faltó decir: «En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército socialista, han alcanzado las tropas populares sus últimos objetivos políticos. La guerra mediática ha terminado».
También acaba «Con voz y voto»
La dirección de Telemadrid y Onda Madrid también ha decidido finalizar la emisión del programa «Con Voz y Voto», reducir la duración del TN3 y eliminar la tertulia del programa de radio «El Rompeolas», dirigida por Manuel Rico.
Una vez conseguido el máximo poder municipal, autonómico y nacional de la historia del PP, las huestes de «hooligans» mediáticos se encuentran sin carnaza a la que hincar el diente. Sin Zapatero y con un PSOE debilitado, sólo les quedan dos o tres meses de echarles la culpa por la situación heredada y después ¿qué?
A Melchor Miralles, presentador de «Con Voz y Voto» también se le ha acabado el chollo. Ya no hacen falta ni más voces, ni más votos. Ahora toca lo contrario, donde había crispación tiene que haber comprensión. Ahora todo irá vienen en la España del PP, y si va mal la culpa será de los mercados.
«Con Voz y Voto» ha costado a los madrileños alrededor de un millón de euros y ha obtenido una media de audiencia que no llega al 4%. Pero el coste y los resultados no han sido impedimento para que tertulianos pagados con dinero público hayan hablado, sin pudor alguno, de una gestión más eficaz de los medios de comunicación públicos. Desde luego para todos ellos, estos años de demagogia y crispación no han podido ser mejores. Una vez conseguido el poder absoluto, a nadie le interesan ya las televisiones autonómicas, hasta ayer refugio de fieles y paniaguados.
Todos giran su mirada a TVE deseando que en Génova se acuerden de los servicios prestados a la causa y se olviden de las campañas de acoso y derribo que hicieron contra Mariano Rajoy y su equipo desde un medio de comunicación público como Telemadrid.